Un grave problema de salud que hay que tomarse en serio.
¿Estamos ante una epidemia mundial?
La obesidad en la infancia es mucho más que un problema de nutrición o
de simple imagen. Para la OMS supone uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI, que está afectando de forma alarmante tanto a los países desarrollados como a los emergentes, con especial incidencia en las zonas urbanas. Por supuesto, también en España, donde está creciendo de manera preocupante; de hecho, somos el 2° país de la Unión Europea en número de niños obesos y con sobrepeso.
No es sólo un problema de la infancia O la adolescencia.
La obesidad que sufre hoy el niño se convertirá en enfermedades serias en el adulto, con un efecto demoledor para la sociedad. Por primera vez en la historia de la Humanidad, hay más personas con exceso de peso que desnutridas (42 millones de niños obesos según la OMS). La responsabilidad es de todos (padres, colegios, administración, industria alimentaria, organizaciones médicas.), y entre todos podemos y debemos ayudar a prevenirla. ¿Cómo?
Primero, concienciándonos de que es un problema real, que afecta a la sociedad en pleno; y a continuación planteando unas pautas de nutrición y hábitos de vida saludables, para niños y mayores. Y siempre teniendo muy en cuenta las recomendaciones de los especialistas.
Para contribuir a concienciar acerca de este problema y aportar soluciones efectivas, los equipos médicos y nutricionistas de Healthouse han elaborado este completo informe sobre la obesidad infantil en España, que aporta datos muy relevantes de nuestro país y los países de nuestro entorno.
“Para la OMS supone uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI”
Causas y factores determinantes. El enemigo silencioso
Antes de empezar, definamos conceptos. Obesidad es la acumulación excesiva de
grasa corporal en el niño, que se identifica con un aumento de peso superior al
20% de su peso ideal (se calcula en función de la edad, la estatura y el sexo).
Sobrepeso significa que el peso del niño está un rango por encima del de los niños
de su edad y estatura; no es necesariamente exceso de grasa (puede deberse a los
músculos, los huesos, exceso de líquidos),
La causa fundamental de la obesidad es el desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto calórico, es decir, la cantidad de calorías que toma el niño y las que quema con tu actividad diaria.
A nivel mundial se ha dado en los últimos años un cambio dietético importante, hacia un incremento de los alimentos hipercalóricos, con abundancia de grasas y azúcares y escasos nutrientes saludables; y a menudo en grandes porciones.
Los refrescos, las golosinas, la comida basura e incluso los alimentos precocinados contienen excesivas cantidades de azúcar y grasas poco saludables.
El aumento del sedentarismo en edades tempranas es otro factor de riesgo importantísimo. Las actividades recreativas de niños y adolescentes son ahora menos activas que antes (pasan muchas horas delante de una pantalla); el ejercicio físico ya no lo consideran una prioridad o una diversión. El 16% de las niñas y el 8,2% de los niños españoles entre 5 y 14 años se declaran sedentarios (no realizan ninguna actividad física).
También tienen mucho que ver las políticas agroalimentarias, la evolución de los transportes, el desarrollo social, la educación; y especialmente el procesamiento y comercialización de los alimentos, esto es, tanto su composición insana como sus atractivas campañas de marketing, a las que
los niños son tan vulnerables.
Otros factores ambientales que también influyen en el comportamiento del niño son, por ejemplo, la familia, los amigos, el entorno escolar, la televisión, que inclinan la balanza hacia uno u otro lado en los hábitos alimentarios y el ejercicio físico.
La falta de información y de educación nutricional de los padres contribuye a agravar el problema. Por desgracia, todavía muchas familias consideran al hijo gordito como un niño sanote, fuerte, lleno de salud. Esta percepción es un error, según los expertos; y es una de las causas que fomentan la obesidad infantil. Cada niño es un mundo, y lo importante no es que esté gordo o delgado, sino que esté sano.
La genética, los trastornos emocionales y hormonales, ciertos medicamentos (esteroides) o determinadas afecciones médicas pueden aumentar el riesgo de obesidad en un niño.
Otros factores externos al niño pueden ser la malnutrición materna, la estructura familiar, el nivel educativo de los padres o el nivel socioeconómico (clase baja en los países desarrollados y alta en los países emergentes).
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